La formacion de Conchucos en la Region Ancash
LA FORMACION DE CONCHUCOS EN LA REGION DE ANCASH
Por: Fernando Bazán Blass.
En el camino de construcción de la conciencia regional, es necesario también, conocer previamente, cómo impactó la presencia española con sus intereses y formas de vida europea. Cambiando la forma de vida y organización política que debemos adaptarla a las nuevas corrientes que plantea la actualidad. La provincia de Conchucos fue en las primeas décadas de la presencia española, una de las más grandes e importantes de la región.
Después de la muerte de Francisco Pizarro, el pacificador licenciado Cristóbal Vaca de Castro ordenó la visita de los Conchucos para conocer los recursos económicos y sobre todo, saber el número de indios que poseía y poder repartirlos entre los encomenderos, con quienes buscaba congraciarse dada la difícil circunstancia de las guerras civiles entre los conquistadores. Para tal fin envió al licenciado Cristóbal Ponce de León.
En 1543, el curacazgo de los Conchucos estaba dividido en tres grandes huarancas: Una gobernada por Pomacochache con 21 llactas, otra gobernada por Colcallax con 31 llactas, y la última gobernada por Yanamango con 26 llactas. Esta última es quien dominaba expresamente las llactas conocidas como: Taoca, Chuquique, Llapoco, Uchucanangore, Cangalla, Ayangore, Yupa, Tuycope, Pinabamba, Angos, entre otros pueblos. En cada uno de estas llactas se registraron a los tributarios, siendo los más grandes LLapoco con 150 seguido por Ayangore con 112 tributarios. Poco después se encomendó a Bernardino de Valderrama, con 687 indios tributarios; Luís García Samanes, con 789 tributarios y se mantuvo el cacique Pomacochache, de la parcialidad de Cararupay con 425 tributarios.
Todavía, los indios de este curaca, no habían sido incorporados bajo un encomendero español. La mayoría de naturales de esta provincia vivían en caseríos pequeños y pocos contaban con más de cincuenta familias. En muchos de los setentaisiete lugares visitados por Cristóbal Ponce de León en 1543, no se contaban más de doce indios tributarios. Esta visita es muy importante, pues los topónimos permiten ubicar algunos de los villorrios antiguos que ya han desaparecido y diferentes sitios arqueológicos actuales mantienen todavía sus nombres primigenios.
“El lunes 27 de agosto, (1543), visitó el señor don Cristóbal Ponce de León este pueblo de Urcos donde halló indios de todos tres caciques y halló del dicho Colcallax diecisiete indios como lo manda la instrucción por donde se han visitado la cual está inserta en el mismo proceso”
Entre los lugares visitados, que son 29 de este cacicazgo, se hallan “Guangüi, Cavana, Chucana, y Puca”, que fue visitado el domingo 8 de setiembre de 1543, halláronse en él veintiocho indios.
“Los pueblos que tiene y manda Colcallax son: Guaguallibamba, Zumbís, Cavchale, Bambamarca (sic), Tirago, Poloconchuco, Yanacarca, Chalmarca, Chumla, Guacalla, Sumana, Apallax, Guachao, Chichoas, Ata, Paramarca, Chucana, Chanca, Mallaza, Quichuas, Calapoli, Canchaca, Pacacharin, Guangalli, Pacas, Cavana, Caynzapa, Pocossi, Cavcapo, Puca y Cuiros”.
Treinta años después, en 1573, el virrey Francisco de Toledo, en su visita general del Virreynato llegó este Corregimiento conformado, ya entonces, por ocho encomiendas desde Tablachaca hasta Huari, que incluían las parcialidades urbano rurales de Corongo, Llapo, Tauca, Cabana y Huandoval, pertenecientes a Catalina de Mori y el capitán Valentino Pardavé con las parcialidades de Pallasca y Sicllabamba. En esta visita ordenó las “reducciones”, obligando a los indígenas a abandonar las setentaisiete parcialidades para pasar sus habitantes a vivir formando cinco nuevos pueblos de diseño español, con plaza, cabildo, iglesia y calles rectas, con el objeto de ayudar a la hispanización y adoctrinamiento católico y facilitar el cobro de tributos. Las construcciones de las viviendas viejas fueron abandonadas y solo usadas como corrales o chacras. La gente empezó a olvidar los nombres originales de los lugares antiguos. Por esta decisión toledana, las setentaisiete aldeas autóctonas fueron reemplazadas por cinco pueblos: Santo Domingo de Tauca, San Marcos de Llapo, San Pedro de Corongo, San Juan de Pallasca y San Juan de Sicllabamba.
Después de más de un siglo, en 1694, se registra la visita del virrey Melchor Liñán y Cisneros, quien como obispo recorrió todo el corregimiento y parroquias de Conchucos. Al visitar Conchucos Bajo (Siguas) y constatar las feligresías de encomenderos como de indios, dispuso se le asigne un presbítero y varios sacerdotes a la parroquia de la Santísima Virgen de las Nieves y la construcción de un convento. Al visitar las parroquias de Corongo, Tauca, Cabana, Huandoval, Pallasca, y otras; este Virrey, dispuso que el Corregidor de Siguas le certificara la adjudicación de tierras e indios de esos lugares bajo la modalidad de “repartimiento”, por sus servicios prestados, siendo éstas a su nombre y dominio por considerarlas “muy ricas y productivas”.
A medio siglo más, el 23 de agosto de 1740, el juez de mensuras, don Felipe González de Cocío, con el carácter de privativo nombrado por Su Majestad el Rey de España, firmó en Corongo el decreto de deslinde y reparto de las tierras sobrantes en Cabana y Huandoval a favor de los indios; comisionando a Domingo Antonio Bermúdez y José Escudero el 27 de agosto de 1740. Los comisionados notificaron al cacique Teódulo Canchas Pillao y a los alcaldes ordinarios Felipe de la Cruz de Ávila, Juan Guacachi, Vicente Guamantocas, al procurador Lorenzo Pabla y demás indios principales. La diligencia fue practicada en presencia el licenciado Luís Lozada Quiñones, oidor de la Real Audiencia de Panamá y del vicario provincial de Conchucos, licenciado de la orden de San Agustín Fray Francisco de Loyola Vargas. Los pueblos colindantes depositaron 716 pesos de oro ante el escribano Real Leonardo Muñoz Calero, por intermedio de Pedro Pomachaico, principal y gobernador del repartimiento de Tauca; de Gilberto Reyes, alcaldes ordinarios y tenientes capitanes de San Agustín de Huandoval y del repartimiento de Pallasca, provincia de Conchucos”. Fueron apoderados don Pedro Pomachaico, cacique principal y gobernador del repartimiento de Tauca y don Pedro Gilberto de los Reyes, principal y alcalde ordinario, teniente de capitán del pueblo de San Agustín de Huandoval (sic) y repartimiento de la Pallasca, provincia de Conchucos”.
En 1740 la Real Audiencia de Lima envió al general Felipe González de Cosío, como Juez de visita, venta y composición de tierras de la provincia de Conchucos, de la cual era parte el pueblo e Huandoval. El referido Juez en compañía el alcalde ordinario Teniente de Capitán del pueblo de San Agustín de Huandoval don Pedro Gilberto de los Reyes; el medidor de tierras, don Antonio Bermúdez; Gobernador, don Bernardo Urbano Canchispillao; procurador, don Gregorio Marcelo; alcalde, don Francisco Solís; los principales, señores Felipe de la Cruz, Juan Rosado y el cura Dr. Bartolomé Cevallos, quienes repartieron las tierras a los ciento veinticinco habitantes de aquel entonces, consistente en 118 fanegadas y 3 almudes, equivalente a 4’893,696 varas cuadradas, incluido dentro de esta medida el fundo Ishnán (Ismán) con 10 fanegadas (5 cordeles de largo y 4 de ancho) destinado a la conservación de la Iglesia Convento e Huandoval y sus cofradías, (cuya construcción fue terminada el 15 de abril de 1647.).
“Sobraron algunas suertes de tierras a favor de Su Majestad en los pueblos de Cabana y Huandoval, los que importan, en el de Cabana trescientos dieciséis pesos y en el de Huandoval cuatrocientos pesos, los que unos con otros importan setecientos dieciséis pesos los que tenemos entregados y pagados en esta Caja Real....; Pedro Pomachaico; Gilberto de los Reyes”.
Parte del texto a manuscrito que se halla en la municipalidad de Huandoval, dice así: “En veinticinco de agosto de mil setecientos cuarenta, habiendo llegado a este pueblo de Huandoval, hice saber el auto de Juro, yo don Domingo Antonio Bermúdez, al procurador don Gregorio Marcelo, cacique, y demás comachicos de él y enterados de su contenido dijeron lo obedecían y que serían presentes en las medidas de las tierras que gozan los indios de su común, quedando pronto a presentar el padrón que se les manda por el señor Juez ante Su Merced en el pueblo de Siguas y para que conste de respuesta la puse por diligencia con los testigos de Juro = don Domingo Antonio Bermúdez = Toribio de Liñán = Manuel Linares”
“En el pueblo de Nuestra Señora de las Nieves de Siguas a primero de setiembre de mil setecientos cuarenta ante mí dicho Juez pareció presente don Domingo Antonio Bermúdez medidor de visita, quien dijo haber pasado al pueblo de Huandoval en cumplimiento de mi orden y con asistencia del gobernador don Bernardo Canchispillao, procurador don Gregorio Marcelo, alcalde don Francisco Solís, principales don Felipe de la Cruz Hunahuacachi y don Juan Rosado, midió, reconoció y deslindó las tierras que goza el común de indios de dicho pueblo; cuya medida ejecutó con un cordel que en presencia de los susodichos vareó, y vieron tener ciento cuarentaicuatro varas y halló en la suerte de tierras dicha Chuquira, cuatro cordeles dichos, y huno (sic) y sesenta y dos varas de ancho que hacen tres fanegadas. En la de Guiñocay, en una suerte, tres cordeles de largo, con setenta y cinco varas; y de ancho setenta y ocho varas; en otra un dicho cordel de largo y otro de ancho, que son una fanegada y diez y seis almudes. En Coigochapac, dos cordeles noventa varas de largo y un dicho cordel y ochenta varas de ancho. En Cogomeca, cuatro cordeles de largo y uno de ancho. En Puca en una suerte dos cordeles de largo y uno de ancho y en otra, cinco cordeles de largo con uno setenta y cinco varas de ancho y en otra dos dichos cordeles de largo y dos de ancho. En Chichacama dos cordeles de largo; y uno ciento y doce varas de ancho. En Urpay tres cordeles de largo y dos de ancho. En Guarachapac, siete cordeles de largo y seis y treinta varas de ancho. En Usavara dos cordeles de largo, y uno de ancho, en una suerte, en otra dos dichos de largo y uno de ancho. En Coigomaigas, un cordel ochenta varas de largo y uno dicho setenta y cinco varas de ancho. En Canbaycancha, tres cordeles de largo y dos de ancho. En Guacchavall tres dichos de largo, y uno de ancho. En Puquigón, tres cordeles de largo, y dos noventa varas de ancho, en una suerte, en otros dos dichos cordeles de largo, y uno ochenta varas de ancho. En Chanchamai, tres cordeles de largo y uno de ancho. En Urochacap, dos cordeles y cien varas de largo y dos cordeles de ancho. En Cachapac, seis cordeles, setenta varas de largo y tres cordeles setenta varas de ancho. En Guacbaian dos cordeles de largo y dos de ancho. En Pillausiri, tres cordeles, cincuenta varas de largo y dos de ancho. En Guapabal cuatro cordeles de largo, y uno treinta y ocho varas de ancho. En Pallaucon, tres cordeles de largo, y dos de ancho. En Cuchaillán tres cordeles de largo, y dos de ancho, en una suerte, y en otra dos dichos de largo, y uno de ancho. En Concuipubo un cordel ochenta varas de largo, y un cordel setenta varas de ancho. En Salabay, tres cordeles de largo, y tres de ancho. En Chauchara cuatro cordeles de largo, y uno ciento veinte y dos varas de ancho. En Guaclaioc, tres cordeles ochenta varas de largo, y dos de ancho, en una suerte, en otra tres cordeles de largo y uno setenta y seis varas de ancho, que componen dichas medidas ciento cuatro fanegadas, y tres almudes, cada fanegada de cuarenta y un mil, cuatrocientas setenta y dos varas planas cuadradas; y demás de ellas se midieron en el sitio de Ysman, cinco dichos cordeles de largo y cuatro de ancho, que componen diez fanegadas de las dichas; las cuales tierras son de la cofradía, Iglesia de dicho pueblo; y unas y otras están dentro de estos linderos”.
Chimbote 5 de abril del 2012